Un Sínodo es una reunión de fieles para escuchar lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia y le pide que sea y haga. Esta reunión puede involucrar a los fieles de diferentes maneras: los párrocos con los laicos, los obispos con los otros ministerios ordenados, el Papa con los obispos, etc.
El Papa Francisco lo llama "un dinamismo de escucha mutua, llevado a cabo en todos los niveles de la Iglesia, implicando a todo el pueblo de Dios" (Papa Francisco, 18 de septiembre de 2021). Implica el encuentro, la escucha y el discernimiento de los espíritus.
Los sínodos han tomado muchas formas en la historia de la Iglesia y actualmente se practican en todos los niveles: desde las reuniones del Consejo Pastoral parroquial hasta los Sínodos Diocesanos, desde los Consejos Provinciales hasta los Consejos Plenarios, desde las asambleas hasta el Sínodo de los obispos hasta los Concilios Ecuménicos en los que los obispos de todo el mundo se reúnen en Roma con el Papa. La práctica de reunirse para escuchar al Espíritu es tan antigua como la misma Iglesia, como lo demuestra el "Concilio" de Jerusalén descrito en los Hechos de los Apóstoles 15. Los mecanismos de tipo sinodal (escucha, diálogo, discernimiento, deliberación) se han utilizado siempre en los monasterios y casas religiosas a la hora de tomar decisiones. Los cónclaves, cuando los cardenales se reúnen para elegir al nuevo Papa, son un evento sinodal.
Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha tratado de vigorizar y reconfigurar el Sínodo de los Obispos para que se convierta en un ejercicio de escucha y discernimiento. Desde su elección en 2013, ha estado enseñando a la Iglesia sobre la sinodalidad y animándonos a ser una Iglesia más sinodal en todos los niveles. En un importante discurso pronunciado el 17 de octubre de 2015, dijo que el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio.
La palabra sínodo viene del griego synodos, que tiene el significado general de "caminar juntos". Ofrece una imagen de la Iglesia como pueblo peregrino, que crece y se desarrolla en un viaje de fe; una imagen muy diferente a la de la Iglesia como institución estática. Una Iglesia sinodal expresa la visión del Concilio Vaticano II de lo que está llamada a ser la Iglesia: el Pueblo de Dios en el que todos los bautizados comparten la misma dignidad, y la distinción esencial entre laicos, clérigos, obispos, etc. es una diferencia de vocación y de papel, no de superioridad.