Cada diócesis debería aspirar a una participación lo más amplia posible, con una variedad de plataformas. Éstas podrían incluir reuniones a nivel parroquial, encuentros interparroquiales, grupos escolares, asociaciones locales, plataformas en línea, agrupaciones lingüísticas especiales y medios adecuados para llegar a aquellos que han estado alejados de la Iglesia. Lo ideal sería que hubiera oportunidades para que los diversos grupos se escuchen mutuamente.
Deben identificarse y ponerse a disposición los recursos necesarios para el proceso de consulta, incluyendo un presupuesto general, instalaciones físicas y plataformas en línea. Se puede organizar la solidaridad entre las diócesis para proporcionar ayuda financiera y recursos humanos según sea necesario.